La verdad es que nunca me he considerado un privilegiado por poder ir siempre que me apetecezca, pero voy a empezar a hacerlo, porque "privilegio" es aquello que sólo disfrutan unos pocos, tan pocos como los que vamos asiduamente a Ventosa de la Sierra. Vale de acuerdo, este verano tal vez no se me vio el pelo, pero es que cada vez me gusta más dejarme caer cualquier día del resto del año que pasar diez o quince días del verano.
Recuerdo una conversación en el Frontón entre primas, de esas conversaciones de primas en las que a cañijos como yo se nos estaba permitido estar presentes, en la que se dejó claro que poco a poco conforme nos hicieramos mayores todos ibamos a dejar de venir al Pueblo. Yo no lo creí, pero resultó ser ley de vida.
Recuerdo una conversación en el Frontón entre primas, de esas conversaciones de primas en las que a cañijos como yo se nos estaba permitido estar presentes, en la que se dejó claro que poco a poco conforme nos hicieramos mayores todos ibamos a dejar de venir al Pueblo. Yo no lo creí, pero resultó ser ley de vida.
1 comentario:
Y A LOS PRIMOS, QUE NOS DEN MORCILLA, ¿NO?.
Precioso artículo nostálgico. También suelo preferir visitar la tierra de mis ancestros en otras épocas del año, porque en agosto, la "temporada alta" es cuando más seco y feucho está todo. ¡Aunque, total, este año parece que ha dado lo mismo cuándo quisieras ir!(¿Quién ha cerrado la llave de paso?). Al menos sabemos que en verano sigue habiendo vidilla.
Un Abrazo, Sergiote...
¡¡AH, Y MUCHOS BESOS PARA TODAS MIS PRIMAS!!
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